Todos los días le agradezco a la vida por poder amanecer con un nuevo sol cada mañana.
Agradecer es reconocer que somos seres limitados y que necesitamos de los demás para ser completos.
Recuerda cuando estés feliz que alguien estuvo allí cuando la vida te golpeó.
No alcanzan las palabras para agradecerte todo lo que haces para hacerme feliz.
La vida no será suficiente para agradecerte todo lo que has hecho y sigues haciendo por mí, por eso te llevo en la esencia de mi alma, en donde podré darte las gracias por toda la eternidad.
Volver a los lugares en los que hemos sido felices es una forma de agradecerle a la vida por esos instantes de dicha que allí quedaron plasmados.
Agradecer por un favor recibido es un gesto de humildad insustituible.
No postergues nunca dar las gracias por lo que has recibido. Puede que no tengas otra oportunidad de mostrar esta sensible faceta de ti mismo.
Agradece por todo lo que recibes y el universo te seguirá premiando por tu reconocimiento.
La mejor forma de agradecer es devolver el favor por duplicado.
Siempre ten en especial consideración a aquella persona que te supo recordar cómo se sonreía en tiempos de crisis.
Te doy las gracias por dejarme disfrutar de lo hermosa persona que eres.
Gracias por mostrarme el camino y por escoltarme a recorrerlo.
Agradecer a quien está de acuerdo contigo es tiempo perdido; agradecerle a aquel que está en desacuerdo con tus ideas pero te apoya de todos modos, es tiempo sagrado.
Agradecerle a tus padres lo que hacen por ti es uno de los gestos más humildes de la vida, puesto que muestras que entiendes sus razones aunque no estés de acuerdo con los caminos que toman.
No temas ser demasiado efusivo en tus agradecimientos, teme ser un poco parco y limitado.
Nunca es demasiado el agradecimiento a quienes han estado a nuestro lado cuando todos los demás se habían ido.
El agradecimiento nos da una viva imagen de quien lo recibe, no tanto de quien lo da.
Dar las gracias es fácil, sentirse agradecido de corazón es más desafiante.
Agradece siempre a quien te hace feliz e ignora al que te intenta perjudicar. Esa es la mejor forma de vivir en libertad.
La mente de una persona agradecida guarda el favor recibido mientras haya estrellas en el firmamento y el agua siga bañando las orillas de las tierras linderas con el mar.
Aplicar lo aprendido es la mejor forma de honrar y agradecer al maestro que te lo enseñó.
El agradecimiento no se pide, ni mucho menos se exige, se gana.
Ganarse el agradecimiento de un solo ser humano es ganarse un pedacito de cielo.
La persona verdaderamente agradecida es aquella que da las gracias a Dios, a la vida y a quienes lo rodean por haber vivido un día más.
Cambiar la realidad que nos molesta y dejar intacto aquello que nos beneficia es una muy buena forma de agradecer al cielo por lo que nos da.
