Pensar es un trabajo en extinción porque cada vez hay menos voluntarios que se ofrezcan a hacerlo.
Si piensas como los sabios pero hablas como la gente común y corriente, podrás hacer que tu pensamiento llegue a todos.
Debes actuar de acuerdo a como piensas, de lo contrario terminarás pensando de la misma forma que actúas, lo cual no es lo mismo.
Evitarte problemas es tan simple como pensar en lo que vas a decir, en vez de no pensar en lo que dices.
Lo que pienses de ti mismo marcará los pasos hacia tu destino.
Ponle sentimiento a tu pensamiento y serás una persona completa.
Para salir adelante en el mundo se requiere más que amabilidad y justicia, se necesita saber pensar muy bien cada movimiento que harás.
Los pensamientos nobles son el mejor alimento para el espíritu.
No hay respuestas que te hagan pensar más que un sí o un no.
Sólo cuando pensamos nos convertimos en capaces de esperar lo bueno y lo malo de nosotros mismos, no de los demás.
Los conocimientos no nos llevan al pensamiento, ya que se requiere dominar el fino arte de pensar para tenerlos.
Ten cuidado con las personas a las que citas en tus parlamentos, ya que a través de ellos expresas tus más profundos pensamientos.
Antes de hablar, analiza lo que vayas a decir, no tanto lo que pienses.
Tus palabras te condenan, no tus pensamientos.
Para pensar bien, primero hay que pensar en uno mismo.
En un pueblo en el que todos piensan igual, no hay progreso posible.
Es necesario que exista variedad de pensamientos para que sea posible el avance.
Manejar el arte de pensar es uno de los placeres más gratificantes de la vida.
De nada sirve pensar en hacer algo si después no llevamos tales pensamientos a la acción.
Pensar con lógica y en abundancia no es mera tarea de filósofos, sino que el hombre común y corriente también debe poner en práctica ese arte.
Para ir por la senda contraria a los problemas, di que piensas bien de todos, pero haz lo contrario.
El pensamiento es la madre y el padre de toda creatividad.
Deja de pensar y darle vuelta a tus problemas, elimina los que puedas y convive con los que se nieguen a irse.
Piensa muy bien en lo que vas a decir, una vez que lanzas tus palabras al aire, ya no hay vuelta atrás y te conviertes en esclavo de tus propias palabras.
El pesimista no es más que un optimista que ha pasado por el difícil trance de la experiencia.
No pidas que te alivianen la carga, sino que ocúpate de fortalecer tus espaldas para poder llevarla.
Si quieres que el tiempo te cure, primero debes hacer cosas útiles con él.
Para convertirte en sabio debes pensar mucho sobre todo lo aprendido.
El pensamiento fuerte, sano y puro es la flor que todos deberíamos llevar en la solapa de nuestras neuronas.
Antes de cometer una tontería, piensa al respecto y simplemente no la hagas.
